Parnasianismo y Simbolismo

Parnasianismo y Simbolismo

El Parnasianismo y el Simbolismo fueron dos movimientos que marcaron el surgimiento de la literatura moderna en Francia.

Parnasianismo

El Parnasianismo es un movimiento literario que surge por el afán de imitar la poesía del antiguo parnaso helénico. Nace en 1886, en Francia, al publicarse, con el título de Le Parnasse Contemporain, una colección de poemas de escritores que admiraban a Victor Hugo.
El Parnasianismo se expresó en la Revue Fantastique, fundada por Catule Mendès, quien elaboró el lema de los parnasianos: "Proscritos los sollozos en el canto del poeta". Más tarde, Mendes definió este movimiento como "el triunfo de la impasibilidad". El éxito del Parnasianismo, integrado por más de cien poetas, entre los que están Leconte de Lisle, Heredia Malarmé y Verlaine, impulsó la impresión de la revista Le Parnasse Contemporain.

Charles-Marie Leconte de Lisle (88-894)

Se formó en el ambiente literario de Victor Hugo y de George Sand. Pue un poeta erudito. Su afán por retornar a la antigüedad griega coincide con su esfuerzo por hacer objetivo el sentimiento lírico.
Leconte de Lisle encuentra en la erudición la materia de su poesía; sus poemas son como una historia de las religiones. En ellos encontramos leyendas indias, helénicas, bíblicas, polinesias, celtas, germánicas, etcétera. Entre sus obras están los Poemas antiguos, los Poemas bárbaros, los Poemas trágicos y los Últimos poemas.

Simbolismo

Esta escuela poética nació en Francia en la segunda mitad del siglo XIX, como una reacción en contra del Parnasianismo. Tuvo una influencia extraordinaria en toda la lírica europea posterior.

Charles Baudelaire (1821-1867)

Charles Baudelaire nació en París. No tuvo talento precoz, ni obtuvo triunfos en la escuela; incluso pasó apuros para entrar al bachillerato en Letras y fue admitido gracias a recomendaciones. Sin embargo, su vocación literaria fue irresistible. Para disuadirlo, su madre y su padrastro, que querían que fuera comerciante, lo hicieron viajar por la India, las Islas Mauricio, Madagascar, Sri Lanka (Ceilán) y, tal vez, la península del Ganges. A partir de esta serie de viajes quedó fascinado por el Oriente. Muchos de sus poemas de Las flores del mal, datan de aquella época.
Su intención era restaurar la poesía tradicional, heredada a través de los poetas del siglo XVIII, oponerse a la personalidad poética y desterrar los temas patéticos.
El arte y la ciencia deben tender a unirse estrechamente. Lo que se busca es hacer objetivo el sentimiento lírico.
Aunque Baudelaire admiraba a los viejos maestros, jamás pensó que debían ser tomados como modelo. Para expresar las nuevas ideas, ensueños y postulados del siglo XIX, consideraba necesario una lengua más amplia y trabajada que la clásica. Amaba el estilo decadente, que se caracteriza por su rebuscamiento y por tratar de expresar lo inefable del pensamiento, lo fugitivo y cambiante de la forma
El lenguaje que utiliza es puro, correcto y claro, cuando no expresa alguna anormalidad interesante. En cuanto a sus teorías estéticas y filosóficas hay grandes afinidades con Edgar Alan Poe, a quien traduce al francés.
Baudelaire sentía un profundo desprecio por los filántropos, progresistas, materialistas y utopistas, quienes buscan cambiar lo inmutable de la naturaleza o del curso de las sociedades y de los pueblos. No creía que el hombre fuera bueno en esencia, sino que el pecado original es un elemento siempre latente en el fondo de las almas. Baudelaire siempre destaca este fondo perverso y elimina por completo todo propósito moralizador, pues lo consideraba inútil. En su obra abundan los temas repulsivos, sucios o enfermizos.

Baudelaire no admite para la poesía otro fin que ella misma, ni otro objetivo que ir despertando la belleza absoluta en el alma del lector. Consideraba necesario unir a este sentimiento una cierta dosis de sorpresa.

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